Partida Las Músicas s/n. 30420 Valentín (Murcia). España
Decorar con ladrillo visto
A quienes nos gusta el interiorismo, no lo podemos evitar: es ver una pared de ladrillo y admirar ese espacio sin condiciones. Porque arquitectónicamente tiene un potencial brutal, paralelo a su efecto estético y cuando existe la posibilidad de rescatar uno de esos viejos muros, no hay vuelta atrás ni opción para la duda.

A quienes nos gusta el interiorismo, no lo podemos evitar: es ver una pared de ladrillo y admirar ese espacio sin condiciones. Porque arquitectónicamente tiene un potencial brutal, paralelo a su efecto estético y cuando existe la posibilidad de rescatar uno de esos viejos muros, no hay vuelta atrás ni opción para la duda.

Paredes rescatadas

De lo que hablamos es de paredes originales, no de los revestimientos actuales que tratan de imitar ese acabado. De ahí que suele ser más habitual encontrarlas en viviendas antiguas, donde en muchos casos han sido tapadas, en locales industriales que posteriormente se han reconvertido en habitáculos residenciales o incluso en casas recién reformadas que se han rendido a ellas.

Por todo ello, siempre se ha relacionado la existencia de las paredes de ladrillo visto con espacios en los que predomina el estilo industrial –de techos altos, grandes ventanales, tuberías vistas, etc.- o en aquellos otros de un estilo rústico urbano que aboga por los materiales naturales, originales combinados con accesorios y mobiliario más moderno.

El encanto de la imperfección

Dada su naturaleza original, para los espacios que cuentan con una pared de ladrillo a la vista se recomienda la existencia de otros elementos de esta misma línea, como el acero, el cemento, la madera… Y siempre tratando de mostrarlos en su estado más puro, es decir, rudos y naturales, tal como son, sin retoques.

Porque el gran atractivo de estas paredes es precisamente su imperfección, con todos esos “defectos” fruto del paso del tiempo, señales de los años que ha vivido, como las manchas o los cantos rotos, o la aplicación descuidada de la argamasa que une los ladrillos. ¡Cuanto más señales originarias, más belleza desprende!

Mejor solo una pared o pilar

Salvo en algunos casos, como las viviendas tipo loft de grandes dimensiones, el consejo es que se recupere solo una pared y no todas en un mismo ambiente, ya que es un tipo de elemento que, por su potencial estético, tiende a empequeñecer el espacio. Esto es debido a su acabado, en ese color amarronado oscuro.

Otra opción es simplemente recuperar el ladrillo de un pilar o de un rincón de la pared. O destacar un muro concreto para crear un efecto como de separador de ambientes.

Ladrillos pintados de blanco
Claro que hay quienes prefieren pintar los ladrillos vistos. Es otra opción que también gusta mucho y permite jugar con más propuestas decorativas, como el estilo nórdico, siendo el color blanco el más habitual.

En estos casos le das la vuelta a su efecto estético, ganando en luminosidad y amplitud, sin renunciar a su extraordinario acabado tosco y natural, donde la textura sigue siendo su principal atractivo.

En cualquier estancia

Ya sea pintado de blanco o al natural, una pared de ladrillo visto es apta para cubrir cualquier pared de cualquier estancia de la casa, desde la cocina, al salón o el baño. Es más una cuestión de querer aportar a ese espacio un toque especial, que acapare las miradas y haga lanzar más de un suspiro.

Quién le iba a decir a los albañiles de la época egipcia, que esas piezas de la construcción de paredes, iban a llegar hasta nuestros días, tantos siglos después, y encima no con la intención de mantenerlos ocultos, al contrario, de querer mostrarlos y valorarlos como el elemento constructivo que son sin renunciar a su belleza innata.

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